jueves, 27 de junio de 2013

Dënver - Fuera de Campo (2013)

El acto fotográfico supone un recorte de la realidad. La expresión Fuera de campo habla del espacio al margen de una imagen obturada, la vida que continúa inmediata al encuadre.  Fuera de Campo es también título para el nuevo álbum de Dënver, quienes de acuerdo a esta acepción, pretenden revelar lo que hasta ahora ha permanecido oculto en su trabajo. 

Siguiendo el discurso fotográfico, la bienvenida al disco es una agradable fotografía manipulada al estilo de una doble exposición, en la que se observa a dos jóvenes sobre una locación en ruinas, y en un cuadro interior, su mirada al frente con unos binoculares. Esta imagen anima la espera de una edición física tan cuidada como la de su antecesor, Música, Gramática, Gimnasia (2011).

Las fuerzas,  una notable primera canción que a su vez se erige como manifiesto del álbum. No gana la guerra quien más soldados ni armas tenga, y es que en esta ocasión, Dënver apuesta por la autoproducción y disminución del sonido, que en vez de relevar la imponencia del disco anterior, se acerca más a las primeras realizaciones, Totoral (2008) y el EP Solenoide (2006), la balada vuelve a ser su estrategia de guerra, un paso atrás del que todavía se duda hayan salido ilesos. Arreglos orquestales aquí presentes, marcan el recorrido del álbum, y la letra habla de un conjunto de fuerzas, distantes como la atracción planetaria, y cercanas como la fricción de los cuerpos.

La segunda pista ofrece un mayor simbolismo. Ya conocida como sencillo, y usando la fórmula del éxito descubierta anteriormente, Revista de Gimnasia es una canción que, inserta en el álbum, confirma las sospechas: no se trata de una continuación a Música, Gramática, Gimnasia sino su despedida.  Tan populares fueron las canciones sobre aquellos deportistas obsesionados con la perfección, y ahora, esta pieza es la destrucción de tal imaginario: aros de fuego, explosiones en la cancha, trozos de atletas, y como si fuera poco, un videoclip que sugiere la muerte de aquella gimnasta que ocupó la carátula de ese segundo álbum. El desarrollo audiovisual, hace tributo a una escena de la película Alps, de Yorgos Lanthimos, que vale la pena mencionar pues recrea la historia de una gimnasta rítmica ansiosa por moverse al compás de la música pop.  

Sin embargo,  las canciones siguientes carecen del brillo preliminar. No es éste un disco bailable, Fuera de Campo está compuesto de baladas suaves que apelan a la nostalgia. Suena ahora la emotiva Concentración de Campos, que en un delicado juego de palabras, hace referencia a los Campos de concentración durante la guerra. Cruzando los dedos para que no sea el siguiente sencillo, la canción cuenta con la participación de Cristóbal Briceño, el miembro de Ases Falsos que bien pudo ser reemplazado por otro artista chileno, de una variada lista, para realmente llegar a refrescar las similitudes vocales entre Mahan y Montenegro. Junto a ella, Tu peor rival, Profundidad de campo y Mejor más allá, son canciones que a pesar del ingenio en las letras o el coqueteo entre cuerdas y vientos, se perciben vaporosas, hasta incipientes, imperdonables quizá para quienes no son ya un par de novatos.

Un atisbo de experimentación reaparece en El árbol magnético ataca por sorpresa, pieza que contrasta no solo el sonido del álbum, sino la discografía de Dënver. Sonidos erráticos cercanos al krautrock, género de auge en España, serán misteriosamente complementados con algunas trompetas. La letra, en una directa alusión a las drogas, permitirá imaginar una colección de jóvenes perversos, hasta violentos, confirmando el tinte macabro que se ha ceñido sobre la nueva producción del dúo, Traficamos drogas a menores, para que no se den cuenta que están muriendo sus chicas, que las hay heridas, incluso descompuestas.

Cortando la alucinación, el disco retoma su hilo nostálgico. Ahora una chica rebelde conjura, Soy buena haciendo daño, mejor te pasas a mi bando. Que no engañe la balada lenta, Medio mal es un sublime y certero disparo a las ilusiones juveniles, un cambio a las reglas del juego, otro buen momento en el disco. Aquí el tributo, percibido o inventado, surge en el parecido del sonido inicial a la introducción de la serie televisiva Twin Peaks.

Se acaba el disco sin haber bailado, pero sí reflexionado. Termina también, sin el amor a primer oído que nos ofreció Música, Gramática, Gimnasia, el aplaudido larga duración que inevitablemente será la sombra de un nuevo álbum.  Aun así, Fuera de Campo cumple a cabalidad su papel introspectivo, obliga a pensar, como indica el nombre, incluso en sensaciones  y líneas fuera de las canciones, y por último invita a guardar la esperanza en aquellos pasos de baile, que sin haberse mostrado, podrían seguir ahí.


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